DESCONSUELO
Fue entonces cuando ese pequeño ser se dió cuenta. Estaba cayendo desde lo alto de una torre, sin dirigirse hacia ningún lado, cerrando los ojos, abriendo las alas para descender y planear, llegando así a la realidad.
Dónde todo lo que había soñado era mentira, dónde la felicidad llegaba a su fin, dónde se sumergió en lo más profundo de su propio ser y se encontró a sí mismo; decadente, roto, desganado y sin ninguna esperanza por poder salir.









